28 de noviembre de 2010

Pacto con el diablo


Hice un pacto con el diablo.

El pacto típico
Para entregar un alma
A cambio de favores colosales.

Prometí darle sin reservas mi espíritu,
Le dejé poner un plazo de entrega,
Incluso lo invité a una copa de vino,
La rechazó porque le traía malos recuerdos.

Le ofrecí mi alma apenas mancillada
Cuyas ansias de sabiduría superaban mi capacidad
Para esforzarme. 
No pude evitar poner un precio alto.

A cambio exigí un poco de tranquilidad
A la hora de centrar mis pensamientos;
Le pedí transformar el concepto universal de la belleza
Para que fuera yo considerado imponente y deseado;
Le pedí la sumisión de delicadas doncellas
Frente a mi retorcida lujuria;
Le pedí facilidades
Para no necesitar nunca mendigar o rogar limosna;
Le dije que tenía que hacerme diestro en las artes,
Para dominar cualquiera de mis metas
Y conseguir crear obras definitivas, memorables;
Le pedí que se tomara una copa de buen vino a mi lado.

Prometió pensarse lo del pacto y rechazó el vino,
Por sus malos recuerdos.

Hoy sigo intentando escribir algo de calidad
Y componer melodías gloriosas,
Pero no creo estar consiguiéndolo;
Hace años que ninguna dama prueba mi lascivia;
Cada vez tengo menos dinero para sobrevivir con dignidad
Y el vino ahora lo bebo
Desde envases de cartón.

Tal vez el trato no le pareció justo;
Quizá mi alma no valga para una eternidad 
en el infierno.

Tendré que quedarme con las ganas,
Como siempre.

3 comentarios:

  1. tiene un gran despliegue de sentidos tu poema, me quedo con "le pedí transformar el concepto uni-versal de la belleza" Me parece que ese es el objetivo de todo poeta, y vale la pena perder el alma en el intento. besos

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  2. Me ha parecido exquisita la manera en que llevas a contexto tus pensamientos. También me llamó la atención:

    "Le pedí transformar el concepto universal de la belleza / Para que fuera yo considerado imponente y deseado"

    Una gran personalidad hace bello a cualquiera, porque la mejor belleza es la que captamos con los ojos del alma.

    Y disfruté de este otro, porque me pareció ocurrente:
    "Le pedí la sumisión de delicadas doncellas
    Frente a mi retorcida lujuria"

    Es mucha alma la tuya para mandarla al infierno, tiene fuerza, ya ves, se impuso al mismo diablo =)

    Un abrazo.

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  3. Nanay. Las ganas están para que las cosas lleguen. A lo mejor los deseos no casan con otras cosas, y ahí están las dificultades. Y en que las cosas hay que currárselas, como tú haces, para que lleguen.

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