26 de mayo de 2012

Desde el suelo


Desde el suelo
Que apenas reconoce la luz
-Y que no perdona al frío que se fue
Dejándome
Sin dolor, sin quejas, sin ardor-
Te recojo a ti, palabra
A ti, recuerdo
Y te grabo, como se graba una perversión
En el inconsciente del perdido
O del enfermo
Y te alabo, por ser excusa y misterio
Hoy que la lucha va más allá
Del anhelo de una realidad intangible
Como la libertad
O como la lujuria, para los tímidos
Como la misoginia, para el abandonado
Como la misantropía
Para el carente de afectos
O, tal vez, como la humildad
Para el egocéntrico

El silencio es solo el paso del tiempo
La soledad no existe
El espacio que ocupamos los ebrios
Se tambalea, como lo hace nuestro ideario

Dame una meta tras ofrecerte amor
Y dame tus labios para huir
Al no cumplir la promesa
De estar allí… así… como y donde te dije
Cuando dije que eras tú el sueño
La razón, la vida, la ilusión
Y mentí
Pues solo y siempre
Miedo ha sido tu nombre.

7 de mayo de 2012

Hubo una vez


Hubo una vez, amigos, en que los recuerdos eran sueños.
Hoy se esfuman las efigies de los jaguares alados,
Y el quetzal que bañó a su pueblo con sangre, huyó.

Aquel guerrero, heredero de la ira y la credulidad
Se convirtió en piedra; su grito de furia en alimento
De conciencias -de las que solo algunas perderán la inconciencia-.

El orgullo se ha reducido en cada amanecer
Hasta devenir en nostalgia, en risa de ayer, en anhelos.

Cantábamos un himno marcial, del que no comprendíamos
Toda la rabia que podía significar, -ni la guerra que pedía-.

Marchábamos también, enarbolando banderas sacrílegas
De una inocente ignorancia, que no nos quería abandonar
Porque todavía ganaban ellos, los otros, los que nos enseñaban a no aprender.

Y nosotros, amigos, incapaces de danzar aferrados al viento
Imprudentes al pensar que no volveríamos a empezar
Nos vemos hoy aquí, otra vez, atados al misterio de un pasar de horas inmensas, inquietas -sin descifrar-.

¡Vida!, amigos, gritemos: ¡vida! Si alguna vez deseamos todos lo mismo.
Sin un día de aquellos pretendimos inmortalizar la armonía del devenir, 
cuando este aun era solo esperanza.

¡Vida! Amigos, y demos con ella muerte a los espectros que invaden nuestros espíritus.
-No demos la batalla por perdida-.

Seamos un eco, un coro, un alarido que nos transporte de nuevo a ese estadio en el que la selva era nuestra meta, nuestra tierra por conquistar.
Gritemos.