Siempre se había preguntado de dónde venía la frase hecha de
“el hombre de tus sueños”. Le resultaba paradójico y divertido pensar en la
tendencia que tenemos los humanos de idealizar a alguien, pensando que sería
una pareja perfecta. Normalmente se hace con alguien a quien no conoces
demasiado, pues (he aquí la paradoja) cuanto más conoces a una persona, más
defectos descubres y más claro tienes que en tu sueños no fue, o no habría sido,
así.
Ella sabía que soñar, literalmente, a alguien no significaba
que se le deseara, o que se le quisiera, mucho menos que estés planteándote
tener una relación o una aventura con esa persona. Si sueñas con alguien a
quien conoces desde hace poco tiempo y resulta que acabas teniendo sexo salvaje
con él en un restaurante de comida rápida, dentro del sueño, no significa que
lo acabarás haciendo, ni que quieras hacerlo… En lo único que pensarás será,
después de reírte por lo extraño y patético del sueño, en lo vergonzoso que
podría resultar encontrarte con esa persona y debatir en tus pensamientos si
deberías contárselo o no. Probablemente a él también le resultaría gracioso y
la situación sería una ocasión perfecta para unirse y darse más confianza
mutua; o puede que el tipo se piense que en realidad lo deseas e intente
conquistarte, para llevarte a su casa o a los baños del centro comercial más
cercano, en un arrebato patológico causado por su particular interpretación del
sueño.
Los sueños significan poco, suele decirse… la realidad es
más cruda y directa. Si alguien te gusta haces algo por conseguirlo; si no ves
muchas posibilidades harás locuras, como si de una guerra a punto de perderse
se tratara y te dará igual rozar el patetismo o parecer una persona
desesperada. Si no se puede, no se puede y el tiempo ayudará a que se olvide.
Si sueñas que un amigo te invita a cenar a un restaurante de
comida rápida, probablemente lo que debería preocuparte es que sueñes tanto con
esos restaurantes, y no el hecho de que ese amigo, al ver que compras comida
para llevarle a tu pareja como cualquier chica enamorada, se enoje contigo y te
diga que lo estás haciendo sufrir, que él te quiere y que le duele ver cómo lo
maltratas psicológicamente al tener más en cuenta a tu novio, que no está en
ese momento, que a él, que te está regalando un rato relativamente agradable. Te
dará igual que en el sueño, ya con la comida para tu novio comprada, tu amigo te
sujete de un brazo y te obligue a seguirle a su coche para mostrarte todos los
regalos que te ha comprado porque no es capaz de dejar de pensar en ti. Te dará
igual comprobar que los regalos no son más que basura, como si los hubiese
encontrado rebuscando en contenedores y no en esas tiendas donde las parejas se
compran lo que sea que las parejas se compren para regalarse. Realmente lo más importante será
que cuando se lo cuentes, ese amigo no podrá hacer nada más que reírse y, a lo
mejor, pensar que piensas bastante en él y sienta que de verdad la amistad vale
la pena; o quizá sólo vea una pequeña
posibilidad de tener sexo de amigos.
Ni una cosa ni la otra son tan importantes, se dice a sí
misma, mientras medita sobre sus sueños, esperando a quedarse dormida en plena
tarde y esa parece ser la única conclusión que ha podido sacar de todos los
intentos de analizar sus sueños.
Con todo esto, soñar que tu actual pareja te acompaña en un
paseo por un bosque de árboles frondosos; con flores de mil colores por el
suelo y sobre los árboles; con los más variados animales observando cómo la
pareja camina por un camino que parece hecho para ellos y para nadie más,
tampoco tendría importancia. Sería solo un sueño, producto del subconsciente,
que confundiría recuerdos con anhelos y fantasía; pero probablemente a ese si se
le daría importancia y se diría (ella a sí misma, para variar) que es
afortunada por estar tan enamorada y ser correspondida; se sentiría feliz y al
día siguiente iría corriendo a los brazos de su novio y se lo contaría, para
dejar claro que el amor que siente por él es tan fuerte que invade sus sueños.
Pero no será más que eso… un sueño, una anécdota para contarle y reír juntos,
quizás mientras, agarrados de la mano, esperan en la cola de un restaurante de
comida rápida, o en su coche, mientras él le entrega un regalito que le ha
comprado.
En realidad, ella sabe que ningún sueño tiene tanta
importancia, aunque no le guste decírselo ni reconocérselo a sí misma, pues la
fantasía y el amor se complementan de buena manera.
La interpretación de los sueños se hace siempre buscando encontrar
el sentido que más le convenga a uno mismo, como casi todo en esta vida, por
interés propio… algo lógico, pues por algo son tus sueños.