Hubo una vez, amigos, en que los recuerdos eran sueños.
Hoy se esfuman las efigies de los jaguares alados,
Y el quetzal que bañó a su pueblo con sangre, huyó.
Aquel guerrero, heredero de la ira y la credulidad
Se convirtió en piedra; su grito de furia en alimento
De conciencias -de las que solo algunas perderán la
inconciencia-.
El orgullo se ha reducido en cada amanecer
Hasta devenir en nostalgia, en risa de ayer, en anhelos.
Cantábamos un himno marcial, del que no comprendíamos
Toda la rabia que podía significar, -ni la guerra que pedía-.
Marchábamos también, enarbolando banderas sacrílegas
De una inocente ignorancia, que no nos quería abandonar
Porque todavía ganaban ellos, los otros, los que nos enseñaban
a no aprender.
Y nosotros, amigos, incapaces de danzar aferrados al viento
Imprudentes al pensar que no volveríamos a empezar
Nos vemos hoy aquí, otra vez, atados al misterio de un pasar
de horas inmensas, inquietas -sin descifrar-.
¡Vida!, amigos, gritemos: ¡vida! Si alguna vez deseamos todos
lo mismo.
Sin un día de aquellos pretendimos inmortalizar la armonía
del devenir,
cuando este aun era solo esperanza.
¡Vida! Amigos, y demos con ella muerte a los espectros que
invaden nuestros espíritus.
-No demos la batalla por perdida-.
Seamos un eco, un coro, un alarido que nos transporte de
nuevo a ese estadio en el que la selva era nuestra meta, nuestra tierra por
conquistar.
Gritemos.
Pues vayamos, amigos a la batalla. Y AULLEMOS LA VICTORIA! jaja. Genial, Un beso!
ResponderEliminarMe alegra q vuelvas a las trincheras! Aquí te espero!
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