Los colegios abandonados
se tiñen de gris
bajo un cielo espeso y amorfo
Nubes y paredes, con el viento en contra
se otorgan personalidad
fundiéndose en un ruido de gotas
de choques fríos de verano
que saltan en su recreo
obligados por la voluntad de poder
caer, bailar, jugar
sobre un patio de ríos secos
con heridas de lluvia
sin la euforia de otros tiempos.
Cuando el tiempo existía
y la vida era solo jóvenes risas
gritos inocentes y juegos
Cuando se paraban las horas
y los minutos se contaban en dichas
y nadie temía los días
Cuando se tomaban de la mano
las sedientas consciencias
de letras y normas -principios del ser-
Cuando eramos niños con suerte
en un mundo azaroso
que nos regaló la alegría
que le arrebató a otros.
Me gusta, transmite sensaciones.
ResponderEliminar