Una paloma blanca ha pasado volando
Donde el cielo es un instante que alumbra
Y dispara, sobre cada cráneo ínfimo,
Las alucinaciones que darán forma
De movimientos metamórficos
Al devenir de la lucha:
Todas esas vueltas sobre el mismo punto;
El azul girando, acompasado a la música,
-Santificada por un hombre de carne y verbo-
Mientras ataca a los oídos y advierte,
Al olvido, que cada golpe volverá, cada martes,
A sacudir con sus estallidos,
Nuestros hemisferios lacerados.
me dejo sacudir con tu estallido los "hemisferios lacerados", aunque no es martes.
ResponderEliminarMe parece impresionante esa conjugación de "carne y verbo". TU POEMA dispara alucinaciones. Un abrazo
El martes siempre ha tenido un significado especial para mí, sin que yo haya querido dárselo, parece que "él" viene en mi búsqueda; yo sólo me dejo seducir por sus golpes y sus melodías.
ResponderEliminarLa carne y los verbos son nuestra vida, al menos la que alucinamos en cada verso.
Gracias, como siempre, por tus comentarios.
Abrazos.
Me gustó este estallido de arte azul girando sobre el mismo punto acompasado a la cadencia de esos martes y sus golpes.
ResponderEliminarSaludos, poeta.