Déjala tranquila
No la persigas
No intentes acorralarla
Con tus palabras
O tus brazos;
Deja que vaya sola
A donde se encuentre
Consigo misma, amando
Lo que ha nacido para amar;
No hace falta que la acoses,
Ella sola elegirá
Hacia dónde y a quién
Ha de querer y a quién
Ha de tener.
-Ya somos adultos,
Comportémonos como niños
Y que sólo se arrugue la piel-
qué hermoso versos los del final...todos conservamos bajo la apariencia de la piel, algún rasgo de infancia. Y lo más importante, tenemos un destino para construir. Un abrazo
ResponderEliminarLa última estrofa es brutal. Tiene una fuerza impresionanta.
ResponderEliminar