No son señales
No pueden ser señales
No existen las señales
Hay relojes a punto de dar las cuatro de la mañana
Hay sueños depositados en golpes de viento
Hay versos sin medida que no cuentan con su libertad
No hay parnaso capaz de avivar las ascuas de esta soledad
Sin sol, sin edad
No hay silencio
Desde la manada rugen los guías del acuerdo
Y la carne en que imperan a la espera
Para atraerse a su reino, unos a otros
Todos a una, una a nadie. Donde unos serán ellas
La simbiosis lasciva
Y el verbo se hará vicio, convirtiendo al derrotado
En una máquina de vender pasiones
Capaz de devorar falos de sosiego…
Pero seamos sinceros
Lo que viene después se lo han buscado:
Algunos saben lo que es ganar.
el verbo siempre lo sabe todo; los que más pierden son los que más sienten, no?
ResponderEliminarel verbo es un vicio, una máquina de construir pasiones en sus victorias y sus derrotas. La carne impera. Un beso poeta,sigamos depositando sueños en el viento.
ResponderEliminarMe quedo con los sueños depositados en golpes de viento, quizás, en esos días de sol y viento nos golpeen en la cara con un golpe certero.
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